¿ Reabrir el IEMO ?
Hace 60 años una mujer tuvo un sueño, llegó como enfermera voluntaria a un pequeño pueblo que se convertía cada día en fantasma tras la decadencia de la minería en Honduras. Para entonces, Minas de Oro estaba alejado de los accesos transitables, era una odisea completa llegar hasta allí, no había mucha población, ni siquiera los extranjeros eran muy bien vistos.
Y sentada en una roca de granito, sin un centavo en la bolsa soñó con un lugar donde niños, jóvenes y maestros llegaran de diferentes lugares del mundo, compartieran un par de años y guardaran en su recuerdo el momento. Eso fue en los años 40, ninguno de nosotros había nacido, soñó y ni siquiera había una piedra colocada.
Y entonces construyó un sueño que inicia así:
…te encuentras instituto adorado, en un pueblo rodeado de montañas…
Quienes me han hablado de la Seño Mabel Rowell, me han dicho que hizo el himno antes de ver la aprobación del proyecto. Con el tiempo lo re-escribió la Seño Margarita con mutaciones, pero en el fondo el canto sigue siendo el mismo de hace 50 años.
…de tus aulas salgan muchos, bien preparados para la lucha…
Terminó el canto con una oración a Dios, a quien le pidió que de esas aulas saliera personas preparados para enfrentar la vida. Que le trajeran honor a Dios, porque así debía ser, pero también que le trajeran honor a la institución.
_______________________________________________________________________
Tuve la oportunidad de llegar a ese lugar hace 30 años, justo en los tiempos que existió el Bachillerato, cuando Don Wyatt Sutton estaba a cargo la banda, Don Héctor Tábora la dirección, la Seño Margarita la rectoría y Jorge Medina el taller de mantenimiento. Fueron años simplemente floridos, la disciplina no toleraba que un estudiante saltara el muro de las loras y si un futbolista se rompía la tibia, solo había que espantar las vacas de la pista de aterrizaje y la avioneta Alas de Socorro se encargaba de llevarlo a Siguatepeque.
El análisis somero de este comentario debió hacerse de forma más profesional el día que se decidió cerrar el Instituto. Pese a ello y los riesgos, la decisión se dio. Pero a ese momento, al menos se contaba con tres capitales valiosos:
1. La infraestructura física instalada. Si valoramos los instrumentos que estaban listos para usarse en el taller de actividades prácticas, la carpintería, la lavandería, el comedor, la biblioteca, el laboratorio, los salones de banda y mecanografía. Si le sumáramos los servicios instalados, modernos para su contexto, como su propia energía eléctrica e instalaciones hidrosanitarias terminaríamos reconociendo que valía mucho.
Todo eso debió costar mucho dinero y esfuerzo, construido a partir de un sueño de una señorita que no vivió para verlo en esas glorias pero que lo soñó y vio crecer.
Sumado a esa infraestructura existía metodología de hacer que cada cosa funcionara. Una serie de piezas acomodadas en un orden sistemático, mucho de lo cual ahora nos sorprende, aunque en aquel tiempo apenas entendíamos que el tubo sonaba a las 6:00 AM y que por ser miércoles nos darían una enchilada de postre. Al sumarlo todo, reconocemos cuánta ingeniería había detrás de esa industria.
De eso, queda casi nada. prácticamente algo del terreno y edificaciones que cada día sobreviven a la piedad de inquilinos que pagan por vivir allí, recursos que apenas ajustan para mantener la grama en un nivel aceptable, tapar goteras y espantar tacuacines. Siendo honestos, aún lograr esto hoy día es un gran esfuerzo que hacen personas de muy buena intención.
Fotografía de la fachada, en los años setenta. Aún no crecían las acacias frente al internado de varones.
2. Una credibilidad como institución formadora. Para que mis tías hayan venido desde El Salvador a estudiar allí en los años setenta, que los isleños lo tomaran como primera alternativa y que nuestros padres gastaran sus vehículos o pulmones en llegar a visitarnos, es porque tenían fe en la inversión que estaban haciendo.
Toda una infraestructura de gestión de conocimiento que funcionaba casi por inercia, con una exigencia innegociable, valor que se reconocía cuando en la Universidad y se nos rendía honores por saber que veníamos del Evangélico de Minas de Oro.
Si bien tenía fama de ser un centro donde enviar personas en riesgo social, el reconocimiento académico era indiscutible.
De eso, no queda nada. reconstruir esa máquina de hacer alumnos costó muchas lágrimas y plata, y de igual manera cada año que pasó con sus puertas cerradas depreció ese valor. Hace 20 años que no se produce un nuevo ExIemo.
Fotografía del año 2006. El campo de la Trinidad ha sido lotificado, para uso de oficinas municipales; entre ellas Hondutel y el Juzgado de Paz.
3. El activo humano. Este lo componían cada uno de los estudiantes, maestros, fundadores, empleados, exalumnos e inclusive padres de familia. Mucho más intangible que los anteriores, pero que se evidenciaba en las graduaciones de cada año, cuando la música de Pompa y Circunstancia hacía bramar hasta los más depravados graduandos, no porque era emocionante, sino porque se iban.
Por años hemos rumiado la nostalgia de ver en la página de Minas de Oro esas fotos de hace 20 o más años, lamentando que la infraestructura se perdió. De vez en cuando, por las noches soñamos que estamos un sábado en la cancha, en el cuarto de piano, bajo el palo de mango, con la chica de las cartitas mirándonos bonito. Le hemos buscado culpables, hemos encontrado y la impotencia apenas nos ha llevado a contar la historia de un lugar que a nuestros hijos parece hasta absurda, aunque en el fondo muchas versiones de porqué cerró están exageradas en su contexto.
La noche del 19 de Febrero de 2011, cuando el Profesor Marlon Tovar tomó la biblia, su garganta se entrecortó en nudo y 25 exalumnos nos pusimos de pie en un aplauso prolongado, volví a sentir la misma sensación de aquellas noches de graduación en el salón de actos. Sentí que algo de todo lo que parece perdido está con vida.
Cuando uno de los compañeros afirmó frente a mi cámara, que si el Internado de Minas de Oro existiera, sin duda sus hijos estarían allí, me reconfirmó lo que por mucho tiempo he creído. Que el último activo del sueño de la Seño Mabel sigue con vida.
____________________________________________________________________
El sueño sigue vivo.
El último activo que tiene el sueño somos nosotros. Hoy día se valora más el capital humano, Internet y Facebook han hecho que cosas como ranking, tráfico, fans y seguidores tenga un valor económico que se calcula en millones. Estoy seguro que si hace 20 años nos hubieran preguntado si estábamos dispuestos a dejar la institución cerrar, hubieran sobrado maestros voluntarios, redes de colaboradores, dinero y muchas ideas para readaptar la institución a los retos porvenir.
Grupo de ex alumnos en la tercera reunión. Comayagua, Octubre de 2011.
Pero ya no podemos llorar frente al muro de los lamentos. Eso no produce, como tampoco suma sentir nostalgia por la foto de la Seño Margarita, sabiendo que está en un hogar de ancianas, seguro después de tantos años sirviendo a Honduras moriría si viera una de las fotos publicadas en este muro. Mucho menos meternos a una ventana de FB para reírnos de los mismos chistes mientras el pelo se nos cae o se platea.
El capital somos nosotros, esos que hace 20 años dejaron de producirse, pero que estamos dispuestos a revivir el esfuerzo por el que muchas personas dieron su vida.
Reabrir el Instituto, es un tema bastante complejo de manejar. Intentarlo solo demostraría cuántos millones valía su infraestructura física, prestigio y capital humano. También sería una prueba de fuego ante los retos de estos tiempos, en que debe reconocerse que una instancia ministerial debe tener apertura a modelos de asociación público – ministerial – privado. Aunque eso implique hacerse gentil a los gentiles. Simplemente no cuenta entre nuestras expectativas volver a ver la institución operando de nuevo.
Lo más difícil se hizo durante 35 años, una presión acumulada y la decisión temporal hizo echar por el suelo todo ese esfuerzo. Por supuesto no es así de simple, hay que considerar que la sostenibilidad en esto no es tan sencilla y mucho más difícil si ya no están al cargo quienes forjaron la visión inicial.
Debemos ahora estratégicamente invertir en personas, que se eduquen, que triunfen gracias a nuestro esfuerzo, y que se comprometan con un sueño que no muera con nosotros.
Debemos invertir en el activo humano, en las personas que con sus errores y defectos, 26 años después reconocen el favor y están dispuestos a devolverlo a otros, solo por el placer de no ver un sueño morir.
…Que traigan honor, a Dios y a ti…
Que Dios nos permita el honor de ver cumplida esta petición.
Sobre este tema, siempre habrá alguien que lo retomará. Porque fue parte él y quedó grabado en su memoria, en un municipio que siempre tendrá un gran capital humano gracias a los educadores que llegaron de afuera y lo convirtieron una cantera de escritores, poetas, emprendedores…
Dejamos aquí un hilo de una conversación en Facebook, relativa a este tema.
Ya habrá quien logre consolidar una propuesta de largo plazo… pues han habido intentos, cuando el inmueble tenía edificaciones funcionales y prestigio como institución.
El día que alguien tenga el dinero para pagar lo que piden por la propiedad, le queda el reto que no se terminen de caer las edificaciones pues se requiere una alta inversión para demoler inmuebles que ya están colapsados, así como la infraestructura eléctrica / hidrosanitaria que se colapsó con tantos años de desuso.
De hacerse algo tiene que ser con un liderazgo combinado con el apropiamiento de actores locales, pues estas cosas no se pueden impulsar por control remoto.Un proyecto de aprovechamiento de ese lugar ocupa un modelo de alianzas bastante visionario si no quiere colapsar por las mismas causas que Malcotal / IEMO (la sostenibilidad basada en los foráneos).Debe tener un enfoque educativo / social orientado al emprendimiento y el desarrollo más adaptada al contexto actual. El modelo como era hace 40 años, solo por la nostalgia de volverlo a ver de pie, ya no funcionaría.
Pero indudablemente el lugar tiene un alto potencial de explotación múltiple combinado con otros espacios de Minas de Oro, como para centro universitario regional, Centro de formación para el trabajo, finca modelo (estilo Malcotal) y espacios de aprovechamiento cultural.
Que el principio de todo este projecto sea Nuestro Senor y Salvador Jesuscristo. La esperanza es muy hermosa y lo ultimo que se pierde. Gracias amigos y companeros por vuestro hermoso corazon y el trabajo tan hermoso que están realizando. Por eso mismo, le recalco que mi apoyo estara presente. Que DIOS los ilumine siempre y que sea su voluntad la que prevalesca en todos vuestros planes. Que sea inmortal el Instituto Evangelico que quiero.