El 22 de Octubre se realizó en Siguatepeque, la gran Asamblea Anual de la Fundación Margarita Josi, la que es promovida por los exalumnos de la Escuela e Instituto Evangélico de Minas de Oro.   Es difícil resumir en menos de 1,200 palabras lo que no se puede escribir en prosa, pero para memoria aquí un intento.

El antes…

Llegar a disfrutar la parrillada del Viernes 21, a las 8 de la noche fue solo el resultado de la ansiedad de miles de líneas de mensajes en los grupos de chat de Whatsapp, el esfuerzo individual y de equipo de personas que a veces desde el anonimato invierten en asegurar que todas las cosas salgan bien.  Aquí empezaron las veladas de cantos con guitarras que solo finalizaron hasta la madrugada del domingo.

Las actividades del sábado

El día sábado, por la mañana se realizó un taller con los representantes de los territorios, que vaciaron en cartelones sus logros de 2016, limitantes, soluciones y sobre todo lo expusieron para que todos sepamos el reto que implica entrar a 2017 con un deseo fresco.  Estos territorios fueron organizados durante el año por parte del Componente de Cohesión, que realizó eventos regionales en Olancho, Choluteca, Minas de Oro, Siguatepeque, Puerto Cortés, Tegucigalpa y Dallas en Estados Unidos.

Fue inspirador escuchar a Mario Osorio, contar lo importante que es asumir esta responsabilidad y ver los testimonios de los padres de familia y maestros de la escuela de El Pedregal en San Francisco de la Paz.  La jornada dejó retos importantes que se resumirán y retomarán para los planes de acción de 2017.

Por la tarde se realizaron juegos, competencias y actividades al aire libre.  Valioso momento que permitió desahogar las pantorrillas de la rutina diaria y los pulmones del aire citadino; las condiciones del Centro San Francisco y el clima fresco fueron cómplices de un momento en el que pareció que volvimos a estar en un picnic de La Ballena; sin importar el año en que estuvimos, las canas de más, el pelo de menos ni las libras de enganche.

La Asamblea

Vistiendo sus mejores galas las damas y resumiendo a más no poder la panza los caballeros, asistieron puntuales al momento culminante del evento.  La presencia de Doña Tula, Doña Blanquita, Doña Yanna y La Profa Raquel nos sugirió que sería mucho más que una reunión anual.

El momento de suspenso fue memorable, cuando Don Wyatt Sutton se colgó la guitarra, se acomodó los lentes y ubicó las notas sobre un atril.  Hizo un ademán con sus manos, charrasqueó las cuerdas y entonces se nos olvidó donde estábamos…

…Oh! tú, Instituto querido,

representas una parte de mi vida,

en tus aulas recibí

cosas grandes para mí…

Entonces nos dimos cuenta que el tiempo no ha pasado; era el mismo Don que se amarró un pañuelo rojo en la calva, aquella tarde que lo colocaron de coladera (perdón, de portero), que el privilegiado Nahún que acompañó al frente la entonación era aquel cipote pelo revuelto que un día se jugó la vida con Wilmer Vega en el campo de fútbol, en el mismo que lo hizo Wilber la bomba Enoc y Luis Espín, donde el chavo Morolica se hizo una
tremenda ñola en la rodilla, en aquel partido cuando David le levantó un globito de penal al portero, con Estrella al medio campo y hasta el chino López para rellenar el once necesario…

Me prepararon, las lecciones aprendidas.

Que sea inmortal el Instituto,

El Instituto Evangélico que quiero.

Temer a Dios, es su lema.

Propósito servir a la Patria,

Que viva el Instituto Evangélico.

Entonces Don Wyatt hizo una pausa con su mano, así como lo hizo aquella noche de concierto frente al edificio de banda, con la cancha de La Trinidad a las espaldas.  Y entonces los ángeles del cielo hicieron un silencio para disfrutar la entonación desde la mesa donde estaba Lesbia, Lilian, Norma, más allá por donde estaba Paco, retornando para el otro costado, por donde Dunia, Claudia y la patrona Angélica, y regresando hasta donde Alexis y Henry intentaban atragantarse cada segundo.

Te encuentras instituto adorado,

En un pueblo rodeado de montañas,

Aire puro nos inspira,

Música de pájaros nos encanta.

Mejor lugar para estudiar, no fue creado.

Don Wyatt hizo una nueva pausa, más larga esta vez.  Entonces el partido en oscuras de la cancha terminó, Luis Murillo agarró su pelota y el portero John se quitó los guantes; Ya no solo escuchamos la guitarra, al ritmo de aquella varita fueron entrando los clarinetes, luego el barítono del Chino López, las trompetas… mientras el cielo nos arropaba con un manto de agujeros brillantes, a medida que Paco y Luis Barrios comenzaron su réplica con una generación que se miraba más joven pero que parecía repetirse en los mismos rostros y apellidos.  El campo se quedó vacío y entonces los mejores futbolistas se vinieron a escuchar la entonación, mezclados como si hubieran estado en el mismo año; el chele cara de crimen, Melvin el olanchano, Celedonio, Chepe, Olman, Laboriel y toda aquella generación de futbolistas excepcionales.

Es probable que Don Wyatt nos vuelva a entonar el himno, en otro año.  Sin embargo, estamos seguros que nunca será igual; antes y después daban muchos deseos de quedarse de pie ovacionando lo que Don Wyatt representaba en ese momento para nosotros; la Seño Dorin a quien él vino a reemplazar, la Seño Vivian, Edith Peters, La Abuela Mabel Rowell, Don Carlos Nelson, Don Hector Tábora, La Seño Martariga Josi…  Acto que cerró con broche de oro cuando Ricardo y Chayo hicieron entrega de una placa conmemorativa, tras una amena entrevista en la que Don Wyatt nos contó cosas que seguramente ignorábamos.

Tener que pasar a informar sobre los logros del año fue un privilegio no merecido ante aquellos rostros que escondían el deseo de perder la vergüenza y reventar en llanto; sentimientos que días después siguen chorreando en los canales de Whatsapp.  De forma rápida se presentaron algunos números fríos que representan el trabajo de muchos durante el año 2016:

·         6 Comités locales organizados

·         102 records en la base de datos en línea

·         600 niños de 6 escuelas afiliadas al Programa de Valores

·         2 techos de escuelas cambiados

·         40 kits de útiles escolares…

Números fríos que representan retos para 2017 por medio de valores que los IEMOS debemos vivir, si es lo que estamos enseñando a los niños:

El Valor de la Identidad.  Somos IEMOS, una generación privilegiada, especial, con una historia común que arde en nuestras vidas, y el reto que los niños de nuestras escuelas se empiezan a sentir así.  No entienden por qué después de cuatro años de estar pidiendo por un nuevo techo a la alcaldía y al gobierno, unas personas que no los conocen llegan y se los cambian en apenas una semana.

El Valor de la Gratitud.  Nadie de nosotros cree que llegó a Minas de Oro por una casualidad, debemos mucho a nuestros padres, mentores, y a Dios; ninguno de ellos espera que les paguemos, y eso es lo que más remueve nuestro deseo de servir.

El Valor de la Esperanza.  En 1956 una canadiense se sentó en una piedra entre los pinos y soñó; no tenía dinero, ni maestrías, solo una esperanza en el mismo Dios nuestro.  Esa esperanza irradió en tanta gente, que un día la Seño Margarita plasmó en un poema, que se convirtió en un himno, que todos cantamos como palabra profética “de tus aulas salgan muchos, bien preparados para la lucha.  Que traigan honor…”.

El regreso a casa fue nostálgico, inspirador.  Llegados a casa empezamos a ser conscientes de cuántas cosas allí sucedieron, deseamos que ya fuera Octubre de 2017; para volver al altar de la inspiración, ante ese Dios de los IEMOS que nos recuerda con amor, que está tan cerca cada minuto, que si estos valores y 45 más son los que están aprendiendo nuestros niños, los IEMOS debemos vivirlos.

Busque un territorio cercano a su ubicación, aprenda cómo funciona la Fundación Margarita Josi, e inspírese; podrá darse cuenta que aparte de lo que ya hace para Dios, todavía hay algo más que puede hacer como parte de esto.

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